Como parte de un proyecto pionero, el Hospital San Juan de Dios incluyó entre sus empleados a jóvenes de Coanil.
Hace seis meses, Jesús Díaz (26), Armando Núñez (26), Carlos Maturana (22) y José Cid (22) trabajan dentro del plan de integración laboral del Hospital San Juan de Dios. Los dos primeros se desempeñan como recicladores. Los otros dos lo hacen como ascensoristas. Es común verlos con una sonrisa en el rostro.
Los jóvenes ingresan siempre de punta en blanco y a la hora a sus labores en el centro hospitalario. Desde que comenzaron a trabajar -dicen, su mundo cambió. Se sienten más independientes, importantes y queridos. «Estamos muy contentos con el trabajo, porque ahora somos más importantes, tenemos nuestra platita y, además, acá nos tratan muy bien», dice Jesús, mientras toma algunas cajas acumuladas en el octavo piso. Antes, eso era casi imposible.
Los cuatro son personas con discapacidad intelectual, provenientes de la Fundación Coanil. Parte de los primeros de un proyecto pionero en el sector público.
Llegan cerca de las 8.00 y la primera actividad que realizan es tomar desayuno, para comenzar con energía su jornada laboral. Los ascensoristas toman sus posiciones, cada uno en un elevador diferente y así dan inicio a su rutina de subir y bajar pisos a la orden de quienes se lo soliciten.
Los recicladores muestran cómo suben hasta el octavo piso del sector de la torre hospitalaria para tomar las cajas desechadas, doblarlas y, posteriormente, dejarlas en un carro contenedor afuera del hospital. Esta rutina la hacen en cada uno de los pisos y en otros sectores del recinto.
Los funcionarios del hospital ya los conocen y los saludan con familiaridad. Una técnico paramédico se acerca y dice: «Los chiquillos son muy amorosos, siempre muy atentos y preocupados de que uno esté bien».
José interrumpe entusiasta: «Lo principal de mi trabajo es que cuando la gente sube al ascensor se tiene que sentir cómoda, por eso yo los saludo cordialmente para que se sientan bien y les guste lo que hago». Cuenta, además, que se ha involucrado mucho con el hospital y que, incluso, se incorporó al grupo folclórico, donde ha participado en presentaciones, con las que ha sacado aplausos y felicitaciones.
Son personas sumamente responsables, llegan y se van a la hora, tienen buen trato con los funcionarios y se les ha tomado cariño, lo que se nota cada vez que un funcionario del lugar se sube al ascensor. «Si me preguntas cuáles son los mejores funcionarios del Hospital San Juan de Dios, el grupo de ascensoristas y recicladores son, por lejos, lo mejor que tenemos, por lejos. Además, si pudiéramos tener 10 trabajadores discapacitados más, yo los recibo inmediatamente», asegura el director del centro hospitalario, Dr. Juan Kehr.
La actividad que está desarrollando el recinto es una de las primeras a nivel estatal y su principal objetivo ha sido la integración, independencia y autonomía del grupo de personas con discapacidad intelectual provenientes de Coanil.
El programa de integración laboral para el hospital se trabajó en conjunto con la empresa Aramark, como lo señala el presidente del directorio de la fundación, Ricardo Gutiérrez:
«Nosotros hacemos una supervisión quincenal, un seguimiento de su comportamiento laboral. Claro que con estos chicos no hemos recibido ningún tipo de reclamo, ha sido una muy buena experiencia».
Ambos coinciden en que son jóvenes que valoran mucho el hecho de trabajar. Ponen en cada día el mejor de sus esfuerzos, sin una doble lectura, sin doble propósito, ellos sólo valoran el tener un trabajo, lo que se expresa en la calidad de éste y al verlos irradiando alegría en sus labores de recicladores y ascensoristas.
Publicado en La Tercera, domingo 11 de diciembre de 2011