*Por María José Fuentes Marquez
¿A quiénes trascienden las propuestas que buscan la inclusión educativa y laboral de personas con discapacidad cognitiva? Sin duda, la familia y la comunidad reciben sus utilidades y se convierten en oportunidades concretas para educar, sensibilizar y fomentar espacios y acciones que favorezcan la inclusión social.
En estos días los 21 proyectos adjudicados con el Fondo Descúbreme 2013 en 4 regiones del país, han comenzado la etapa de ejecución de sus acciones. Talleres protegidos, implementación de espacios para promover la vida saludable, instancias de capacitación laboral y sensibilización de la comunidad, son sólo algunas de las temáticas que dichos proyectos abordan.
Cuando nos referimos a una determinada propuesta, por lo general pensamos en primer lugar en la institución que la sostiene, luego en los profesionales que la ejecutan y en las personas que participarán activamente de esta.
Muchas veces olvidamos o no visibilizamos como merecen, a los actores que toda formulación de proyecto exige: los beneficiarios indirectos. Estos se definen como aquellas personas que reciben impactos positivos de la realización de un proyecto, aun cuando su situación no se haya considerado en la toma de decisiones.
En el caso de los proyectos que apoya el Fondo Descúbreme, habitualmente los beneficiarios indirectos corresponden a las familias y a la comunidad en general (actores locales, comunidad educativa, vecinos, familia extensa u otros). Si bien, los beneficiarios directos de los 21 proyectos suman 555, los indirectos se estima alcanzan las 3.300 personas.
De acuerdo a las experiencias recogidas de los proyectos ejecutados el año 2012, la presencia y contribución de la familia y la comunidad, son valorados positivamente dado que:
– En su mayoría corresponden a los apoyos, familiares y sociales, con que cuentan las personas con discapacidad cognitiva. Son quienes pueden motivar el proceso de autodeterminación, que a su vez repercute en una mejora en la calidad de vida. Es decir, si la comunidad y la familia están comprometidas con los proyectos seguramente alentarán la participación, responsabilidad y autonomía en la toma de decisiones de las personas con discapacidad cognitiva, y así su calidad de vida (individual y familiar) y su inclusión social se verá favorecida.
– Contar con el apoyo de la comunidad y de otros actores locales (municipalidades, empresas, etc.) tanto en lo logístico como en materia de financiamiento, puede asegurar la continuidad del proyecto.
– Al visibilizar el trabajo realizado y sensibilizar a la comunidad local, se pueden generar espacios de reconocimiento de capacidades, venta de productos y oportunidades de inserción laboral.
– El número de beneficiarios indirectos puede aumentar de manera exponencial, en tanto una persona sensibilizada con respecto a la discapacidad cognitiva puede a su vez sensibilizar a otra y así sucesivamente.
En el caso de los proyectos que benefician directamente a personas con discapacidad cognitiva, promoviendo su desarrollo educativo, de habilidades socio laborales, de una mayor autonomía y autodeterminación, el impacto en los beneficiarios indirectos puede ser aun más significativo. Se traduce en familias que reconocen las capacidades de sus integrantes, las valoran y estimulan; cuidadores y educadores motivados en participar del proceso de enseñanza y aprendizaje en virtud de los resultados alcanzados; una comunidad que derriba preconceptos y abre sus puertas a instancias de inclusión.
El valor social de los proyectos apoyados por el Fondo Descúbreme incrementa, en tanto permite sensibilizar a un número importante de personas y así dar un paso más hacia una inclusión social, comprendida y sentida, de personas con discapacidad cognitiva.
* María José Fuentes Marquez Analista de Proyectos Sociales de Fundación Descúbreme.