María Soledad Martinez U. Coordinadora de Proyectos, Fundación Descúbreme.
El punto de partida de todo proyecto social es la identificación de un “problema”, el cuál suele estar asociado a una necesidad que, en el caso de las personas con discapacidad cognitiva, es la inclusión social, educativa y laboral.
En la actualidad, la inclusión no es un certeza ni mucho menos una realidad. Es una meta que se hace alcanzable a través de los proyectos que implementan diversas organizaciones educativas y sociales que trabajan para o por las personas con discapacidad cognitiva.
En los últimos cuatro años, y desde el inicio del Fondo Descúbreme, más de 150 organizaciones educativas y sociales han trabajado para alcanzar esta meta al traducir sus ilusiones de una sociedad más inclusiva en proyectos concretos, realizables y sostenibles. Estas iniciativas, además, buscan transitar del modelo médico-asistencial a un modelo social que considera a las personas con discapacidad como sujetos de derechos y no de asistencia, que viven en un contexto específico y con diversas complejidades.
Es esta la mirada que enriquece la comprensión de las problemáticas que afectan a las personas con discapacidad cognitiva, ya que los profesionales de estas organizaciones son quienes desde su conocimiento y quehacer particular nos permiten otorgar el apoyo técnico y económico a proyectos que abordan con calidad cada una de las problemáticas detectadas y que afectan a las personas con discapacidad cognitiva en su derecho a participar plenamente de la vida económica, social y cultural en igual de condiciones.
Aquí es donde surge la pregunta del “cómo”, es decir, ¿de qué manera se traducen todas estas ideas y sueños de inclusión en proyectos de calidad, innovadores y sostenibles?
Un proyecto de calidad surge cuando, desde la identificación del problema, se plantea un enfoque o concepto que considera a cada uno de los actores involucrados (familia, comunidad escolar, compañeros de trabajo, etc.) y los elementos del entorno (realidad social, cultura, idiosincrasia y nivel educacional, entre otros). Es un proyecto cuyos objetivos no son un fin en sí mismo, sino un medio que responde a la necesidad de inclusión de los beneficiarios desde sus más particulares expresiones y que genera las condiciones para que la convivencia humana sea posible.
La implementación de un proyecto innovador implica reflexionar respecto a lo existente, formular nuevas propuestas desde una crítica propositiva, que no ve las prácticas anteriores desde la negatividad, sino más bien como un insumo y parte de lo “nuevo”.
Se trata de iniciativas sostenibles las que consideran la inclusión como un continuo y no como una acción enmarcada en un período de tiempo y que tiene incidencia directa en la calidad vida de los beneficiarios. Son factibles, es decir, cumplen sus objetivos en el tiempo y en las condiciones planificadas, teniendo en cuenta la mayor cantidad de imprevistos que podrían perjudicar el cumplimiento de las metas propuestas.
Proyectos que, desde el desafío de la inclusión, articulan teoría y práctica. Ideas que generan y fortalecen alianzas con el sector público y privado. Iniciativas que con una mirada interdisciplinaria, concebidas desde la particularidad de quienes serán beneficiarios y que desde sus reales necesidades aportan a la igualdad de oportunidades. Prácticas, que no sólo hablan de la riqueza y reconocimiento de la diversidad, si no que la hacen realidad en cada uno de sus objetivos y acciones.
En definitiva, son ideas traducidas en proyectos de inclusión que se encuentran orientadas a la inclusión educativa y laboral de niños, jóvenes y adultos con la mirada puesta en la autonomía, capacidades y potencialidades.
Los mejores proyectos de inclusión son los que generan espacios para la interacción y convivencia desde lo humano y no desde la discapacidad ya que es en el entorno donde nos desenvolvemos el lugar donde a un ser humano le adjudicamos la categoría de “persona con discapacidad” y por lo tanto, es ese mismo espacio el que debe potenciar la condición de ser humano y no la de discapacidad o cualquier otra categoría reduccionista que restrinja sus posibilidades.