El Colegio Especial Bello Horizonte de Quilpué se adjudicó el Fondo Descúbreme 2018, con el proyecto “Sembrando sueños, cosechando salud”, el cual consiste en el cuidado de un huerto terapéutico medicinal por parte de 22 jóvenes que presentan trastorno del espectro autista (TEA).
Hace cinco años nació, en la comuna de Quilpué, el proyecto educacional del Colegio Especial Bello Horizonte, el cual ha ido generando nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo laboral para sus alumnos. Un ejemplo de ello es el proyecto “Sembrando sueños, cosechando salud”, que se adjudicó el Fondo Descúbreme 2018, iniciativa posible gracias al apoyo de Unimarc, OK Market, Mayorista 10, Alvi, sus colaboradores y clientes.
El proyecto, cuya duración es de siete meses, consiste en la creación de un huerto terapéutico medicinal que es trabajado por jóvenes con trastorno del espectro autista (TEA), quienes deben preocuparse de la siembra, mantención, cosecha y elaboración de productos medicinales y cosméticos. Con esto se ve directamente favorecida su participación y vida en comunidad, generando una real transición a la vida independiente.
María Jesús Badilla, jefa de Gestión Social de Fundación Descúbreme explicó que “nuestro objetivo siempre es apoyar iniciativas que permitan el fortalecimiento de la formación, inclusión e innovación en educación, así como instancias de capacitación para el emprendimiento y de procesos de inclusión laboral de personas con discapacidad cognitiva y que eso los ayude a transitar de manera real hacia una vida independiente. Este proyecto está dando la oportunidad a 22 jóvenes de capacitarse y generar recursos propios, e impactar de manera positiva a toda una comunidad”.
Los alumnos y los profesores están muy contentos con los resultados del proyecto. La coordinadora de la iniciativa, Maureen Rojas, explicó que “con el Fondo Descúbreme pudimos hacer huertos espirales, en bloques y también tenemos unos invernaderos pequeñitos. Allí cultivamos, melisa, lavanda, caléndula, romero por nombrar algunas hierbas. Estos recursos nos permitieron hacer que el jardín que cuidaba el tío Juanito (jardinero del colegio) ahora lo cultiven 22 jóvenes que participan en el taller y que además puedan hacer productos que son comercializables”.
Los jóvenes que participan en el proyecto se encuentran entre los 16 y 31 años, presentan discapacidad cognitiva y muchos de ellos no tenían opciones laborales tras concluir su educación, sin embargo, gracias a este taller cuentan con nuevos desafíos. Rojas señaló que “estamos muy felices porque este año nos hemos mantenido bastante activos. Hace poco desarrollamos la primera feria inclusiva interescolar que organizamos nosotros mismos y esto es un gran crecimiento porque nos abre puertas, de hecho, ya tenemos agendada nuestra participación en nuevas ferias”.
Entre los productos cosméticos que producen hay ungüentos, shampoo, acondicionador y jabones que son comercializados solamente en la zona donde se encuentra emplazado el colegio. “Con esto fomentamos el tránsito a la vida adulta de nuestros alumnos” concluye Maureen.