“Es evidente que las personas con discapacidad intelectual no pueden acceder a un empleo como cualquiera. Tienen muchas barreras y una de ellas es que no tienen la formación escolar ni las oportunidades que sí tienen el resto de los niños”. Pero con apoyo y preparación adecuada no sólo pueden incorporarse a la vida adulta, sino que también al mundo laboral en forma remunerada, dice Olga Lizasoaín, académica del Departamento de Ciencias de la Educación de la U. de Navarra (España).
La experta participó del “Seminario Internacional Discapacidad Cognitiva: de la educación al trabajo”, organizado por la Fundación Descúbreme y la U. Andrés Bello, donde dio a conocer la importancia de legislar sobre la materia para que la inclusión no sea un tema dejado al azar de la voluntad.
La experta postula incluir las mismas mallas curriculares de los alumnos en la educación ordinaria, pero adaptadas a los distintos niveles de discapacidad y “profesores sombra o de apoyo” que los acompañen durante todo el proceso escolar (desde los tres años hasta los 18 años).
En España, desde 1982 existe la Ley de Integración Social del Minusválido, que promovió la inclusión educación, social y laboral. Gracias a esa ley, hoy en España el 90% de los niños con una discapacidad asiste a colegios regulares. Sólo un 10% lo hace en colegios especiales. En Chile, el 50% de los niños con habilidades diferentes asiste a un colegio tradicional.
En inclusión laboral, pese a los retrasos, España también está a años luz de Chile. Otra ley obliga a las empresas con más de 50 trabajadores a tener al menos un 2% de trabajadores con discapacidad. “Ahora hay una conciencia enorme en las autoridades y empresarios. La legislación ha dado un empuje enorme y se han realizado varias medidas. Lizasoaín dice que lo más importante es una legislación clara e incentivos para que los empresarios contraten a personas con habilidades diferentes, “porque son capaces de rendir igual o mejor que cualquier trabajador si están bien preparados”, dice.
En esta preparación al trabajo, la formación que reciban al salir del colegio es fundamental.
En España , cuenta, existen Programas de Cualificación Profesional Inicial para todas aquellas personas que sin discapacidad no han sido capaces -por distintos motivos- completar su escolaridad. Ellos pueden optar a uno o dos años de preparación para algún oficio. Para las personas con algún tipo de discapacidad también existe un Programa de Cualificación Profesional Inicial Especial (PCPIE). Así, cuando salen del colegio, inician una formación de cuatro años más. Los dos primeros incluyen una formación básica, que incluye matemáticas y lenguaje, pero también jardinería, actividades administrativas, de correo, de administración, de apoyo a celadores en el hospital y en empresas textiles. “Los cursos son muy amplios y ya en tercero comienzan a hacer prácticas en distintas empresas privadas y en la administración estatal”, dice.
Estos programas están a cargo del Ministerio de Educación, de Bienestar Social y del Trabajo.
Quienes tienen discapacidades que no les permiten integrarse al mundo laboral no están olvidados. También existen para ellos un programa que en lugar de un oficio les enseña competencias y habilidades de relaciones sociales.