Los establecimientos educacionales están cerrados y los papás muchas veces tienen que balancear el cuidado de la casa con el trabajo y la educación de sus niños, lo que lleva a que no siempre se les asigne prioridad a las actividades más lúdicas.
El cierre de jardines infantiles y colegios, además de parques y plazas, trae el riesgo de que los niños jueguen menos, advierte un estudio australiano publicado en la revista Child Indicators Research. ‘Si bien gran parte de la discusión sobre el cierre de las escuelas se centra en la falta de oportunidades de aprendizaje y la carga que significa para los padres la educación desde el hogar, las oportunidades de los niños para acercarse al juego también se han visto afectadas’, indica a ‘El Mercurio’ Jennifer Joan Fane, investigadora de la Universidad de Flinders y la principal autora del texto.
‘La gran mayoría de los papás entiende que jugar con sus hijos es una forma importante de conectarse con ellos y valorar sus intereses y aprendizaje. Sin embargo, debido al covid-19 estas instancias se han vuelto muy complicadas: muchos pueden estar trabajando desde la casa mientras al mismo tiempo tienen que cuidar y educar a los niños. Por lo mismo, sienten un estrés inmenso por tener que ser productivos en ambas tareas, lo que significa que el juego no se vuelve su prioridad’, explica.
El problema es que, ‘especialmente en el caso de los niños que son más chicos, el aprendizaje a través del juego puede ser una estrategia muy importante para apoyar de mejor forma su bienestar durante este período’, agrega.
En ese sentido, la evidencia acumulada es clara. La investigación plantea que en prebásica y básica el juego promueve el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales esenciales, ayudando a los niños a desarrollar destrezas físicas, sociales, de lenguaje y autoconocimiento, además de potenciar la negociación y la resolución de conflictos, junto con la creatividad y la imaginación.
‘Es en la educación temprana donde se ve el desarrollo del pensamiento cognitivo, la destreza comunicacional y de lenguaje, además de las habilidades sociales. Y en todos esos procesos, el juego es fundamental’, reafirma Carola Rubia, directora ejecutiva de Fundación Descúbreme, institución que acaba de lanzar un ‘Kit de educación inclusiva’ enfocado en párvulos. Fue especialmente elaborado para ayudar a las familias en medio de la pandemia y se puede descargar de forma gratuita desde el sitio https://www.descubreme.cl/biblioteca/nuestras-publicaciones.
Entre otras cosas, el kit advierte que, ‘en este período, el juego puede hacer más llevadero el confinamiento, ya que puede aplicarse a diferentes situaciones dentro del hogar, como la realización de los quehaceres o durante los espacios de ocio. Sumado a lo anterior, las actividades lúdicas pueden tener ventajas frente a métodos de aprendizaje más estructurados, debido a que los niños y niñas pueden aprender de forma instintiva, dejando fuera las presiones y el estrés que puede estar involucrando en cumplir con cierto estándar’.
Expresarse
Bajo una lógica similar opera la Fundación Trabün, que trabaja con seis colegios, la mayoría ubicados en Bajos de Mena, en Puente Alto.
Con el lema ‘Jugando se aprende’, la organización se las ha ingeniado para generar encuentros a través de pantallas, en los que invitan a grupos de entre dos y seis niños, y desde 1° básico en adelante, a compartir una tarde de juego con sus voluntarios, ya sea dibujando en pizarras, haciendo representaciones y mímicas, o participando en opciones más clásicas, como el colgado. ‘Es impresionante, porque, además del buen rato, es increíble cómo el juego permite profundizar en sus emociones; los niños realmente representan las cosas que viven a través del juego. En el colgadito que hicimos ayer con algunos de ellos, las palabras que elegían eran cosas como murciélago o tarea. Uno a partir de eso puede ir hablando sobre las experiencias con el coronavirus’, cuenta el director ejecutivo de la fundación, Juan Álvarez.
Aunque el juego libre también es importante, ‘la sugerencia que hacemos para la pandemia, cuando el niño está en casa, es que justamente se promuevan juegos donde ellos tengan que trabajar en equipo, donde estén integrados los miembros de la familia y donde el niño tenga que expresarse de alguna manera’, complementa Rubia.
Jennifer Fane también lo cree así. ‘Interactuar con ellos durante el juego puede actuar como un barómetro para que los papás entiendan mejor cómo están internalizando el miedo y los cambios que están ocurriendo en sus vidas por la pandemia’, dice.
Recuadro- Explicar los cambios
«Por mucho tiempo les dijimos a los niños que se pararan del sofá, que se salieran del computador, que fueran más activos. Y ahora que no se puede hacer todo eso que queremos, el mensaje para niños y adolescentes puede volverse confuso», dice Colin MacDougall, otro de los investigadores detrás del estudio de la U. de Flinders (Asutralia). «Por eso es importante que los papás se tomen el tiempo para explicarles todos los cambios a su hijos», agrega. Asimismo, el académico hace un llamado a que las familias no se culpen por tener que recurrir a pantallas —o niñeras electrónicas, como les llama— de vez en cuando. Siempre que no se vuelva una rutina única, es entendible dado el período excepcional que se está viviendo, plantea.
Fuente:El Mercurio