A nivel global, la pandemia por COVID-19 se tradujo en la necesidad de implementar rápidamente las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) en diferentes ámbitos de la vida. Las oportunidades y potencialidades entregadas por la virtualización de nuestros espacios dan cuenta que estas transformaciones cumplirán un papel central en los procesos de recuperación de esta emergencia sanitaria y en el futuro que vendrá.
Por estos motivos, es crucial abordar las brechas existentes en el acceso y uso de las tecnologías digitales que experimentan los diferentes sectores de la población. En Chile, de acuerdo con lo señalado por la Subsecretaría de Telecomunicaciones, el 87,4% de los hogares indica tener acceso propio a internet. Por otro lado, un estudio de la Asociación de Investigadores de Mercado menciona que el 75,1% de los hogares pertenecientes al grupo ABC1 cuenta con internet de banda ancha, mientras que en el segmento DE esa cifra baja a 24,4%.
A partir de estos resultados, es posible indicar que aún persisten brechas en el acceso a las TIC por parte de las personas con discapacidad ya que, en nuestro país, este grupo se encuentra sobrerrepresentado en los sectores más vulnerables en términos socioeconómicos. Otro aspecto a considerar corresponde a las barreras con las que se encuentra e colectivo para emplear y manejar las nuevas tecnologías de forma eficiente. En España, un sondeo de Fundación Adecco y Keysight Tecnologies, encontró que las principales barreras identificadas por las personas con discapacidad son la complejidad del uso de los recursos digitales (42%), la falta de consideraciones de accesibilidad (32%) y el temor a utilizarlas (20,5%).
Cabe recordar que el Artículo 9 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad señala que los Estados Partes tendrán que adoptar todas las medidas pertinentes para el acceso de este colectivo a la información y las comunicaciones, incluyendo las TIC. Durante la pandemia, diferentes entidades internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas y la Alianza Internacional de Discapacidad, han hecho un llamado a generar información sobre la prevención y el manejo de la COVID-19 en formatos accesibles, pero también esta emergencia sanitaria visibilizó la importancia de contar con espacios virtuales inclusivos, especialmente en lo que respecta a las actividades laborales y educativas realizadas de manera remota.
En este contexto, las tecnologías digitales constituyen un factor que puede promover la inclusión de las personas con discapacidad, por lo que es necesario seguir trabajando para que este colectivo tenga acceso a Internet de buena calidad, al acceso de programas formativos para fortalecer las competencias tecnológicas y funcionalidades de accesibilidad. De esta forma, estaremos avanzando hacia la construcción de una sociedad más inclusiva, en la cual nadie se quede atrás de las transformaciones involucradas en la revolución digital.