Irene Valarezo Córdova, activista por los derechos de las personas con discapacidad y primera mujer con parálisis cerebral en practicar velocidad adaptada en Ecuador, califica esta conferencia internacional como una gran oportunidad de conocimiento y retroalimentación, que permite generar redes y trabajar en temas más profundos.

A sus 31 años, la activista por los derechos de las personas con discapacidad y consultor de la Oficina del Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, en Ecuador, Irene Valarezo Córdova, es la primera mujer con parálisis cerebral en practicar velocidad adaptada en Ecuador. Su testimonio fue parte importante de la Conferencia Zero Project 2023 para América Latina y el mundo hispanoparlante, donde -además de ser una de las oradoras principales- moderó la sesión «Soluciones innovadoras de vivienda para personas con discapacidad».

“Mi experiencia en la conferencia fue realmente enriquecedora y de mucho conocimiento y retroalimentación en cuanto a lo que hago, al activismo. Participar de estas conferencias permite generar redes más grandes para empezar a trabajar en cuestiones más profundas. En mi caso permitió crear redes de cooperación. Conocí a varias personas con las que ya estoy haciendo un acercamiento formal, para ir armando algo más consolidado. Es una experiencia bastante eficaz en ese sentido”, señala.

Además, Irene destaca la importancia de darse a conocer y que la gente escuche su voz. “Que escuchen tu experiencia y tu testimonio, con los fundamentos y preparación que hay detrás -como es mi caso-, te da ese valor que necesitas como un reconocimiento a tu trayectoria, a lo que haces y a lo que has venido haciendo durante la vida”, explica. “Para mí es importante que mi voz pueda ser escuchada y tomada de referencia para generar estos cambios estructurales que aún necesitamos para el enfoque de discapacidad en Latinoamérica”.

Y agrega: “Mi voz no es la única, creo que es esencial tener eso en cuenta; sin embargo, creo que es una puerta gigantesca y un reconocimiento tremendo a lo que se hace como activista de derechos de personas con discapacidad y como defensores de los derechos. Es el reconocimiento que le das a esa persona, a esa voz y el espacio para poder hablar de lo que muchas veces se conoce desde el escritorio, pero no se conoce tanto en la realidad”.

Así, Irene manifiesta su gratitud por este espacio de expresión y reconocimiento que posibilita dar a conocer la realidad de las personas con discapacidad y defender sus derechos, muchas veces olvidados.