Ximena Rivas, titular del Servicio Nacional de la Discapacidad, evalúa en conversación con Descúbreme la gestión que ha llevado a cabo el organismo durante el 2012 y se refiriere a los aspectos en los que se debe trabajar para favorecer la participación de las personas con discapacidad en distintos ámbitos de la vida nacional.

La directora del Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis), Ximena Rivas, confiesa que los primeros años de trabajo fueron complejos. Esto, debido a que tuvo que hacerse cargo de la nueva institucionalidad y estructura, además de desarrollar las competencias y traer los perfiles necesarios -en algunos casos, desde afuera- para poder abarcar las nuevas responsabilidades.
Sin embargo, a poco más de tres años de la creación del organismo, estima que este último se encuentra bien constituido y con ganas de seguir avanzando en materia de inclusión, a fin de que las personas con discapacidad sean incorporadas a la sociedad de manera integral.
¿Cómo evalúa el proceso de ayuda a las personas con discapacidad en las últimas elecciones municipales en términos de participación e inclusión? ¿Se podría calificar de exitoso?
«Sí, pero también quiero aclarar que esto para nosotros fue un paso inicial. Nos propusimos como meta sacar lecciones y ahora, tanto la Defensa Civil como la Cruz Roja, nos entregará un informe final de todas las situaciones particulares que surgieron con las personas con discapacidad que fueron a votar.
En el fondo, cada vez que una persona con discapacidad votaba se llenaba una ficha, explicando qué pasó, las dificultades  y facilidades que hubo, etcétera. El objetivo es contar con un levantamiento a nivel nacional -al menos en los locales que estaban cubiertos por estas dos instituciones- para así sacar un status final y tomar las precauciones para las próximas elecciones».
En cuanto al caso de un joven con síndrome de Down, quien fue inhabilitado para ejercer como vocal de mesa, algunos abogados destacaron que fue una falta de criterio de parte del delegado no permitirle desarrollar otra actividad dentro de la constitución de mesa, ¿qué opina?
«Estos casos también pasan por desinformación. Alguien que por primera vez se enfrenta a una persona con discapacidad y que haya sido nombrada como vocal, a veces no sabe reaccionar. Con el Servicio Electoral tenemos que conversar sobre los requisitos reales de cualquier vocal de mesa, abstrayendo la condición de discapacidad. Se les debe advertir a los presidentes de mesa sobre los tipos de discapacidad y qué funciones puede desarrollar una persona que sea analfabeta o no posea alguna facultad mental, física o auditiva».
Justamente respecto al tema, ¿tienen algún indicio de las medidas que van a tomar para las presidenciales?
«Sí, nosotros efectivamente este año pedimos varias cosas al Servel. Algunas nos resultaron y otras no. Por lo mismo, queremos hacer una campaña invitando a las personas con discapacidad a votar, pero más intensa y motivada, además del levantamiento que estamos haciendo con la Cruz Roja y la Defensa, del que van a salir medidas concretas y más específicas.
Un tema al que le queremos dar mucho más énfasis es al de la facultad que tiene el presidente de mesa de bajar la mesa de votación, en el caso de que una persona con movilidad reducida no pueda subir. Nosotros queremos llegar a una figura en donde no sea facultativo, sino una obligación, un derecho. Este tipo de modificaciones son las que queremos corregir para las elecciones. Tomar las lecciones de esto y perfeccionarlas para el próximo período.
Un año más
En general, ¿cómo evalúa el año para el Servicio?
«El balance es bastante positivo. Estamos bien constituidos como servicio. Los dos primeros años fueron bastantemente más complejos, en el sentido de hacernos cargo de la nueva institucionalidad, de la estructura. En el fondo, desarrollar las competencias y traer los perfiles -en algunos casos desde afuera- para poder cumplir con las nuevas responsabilidades.
Además, siento que hemos tenido un posicionamiento más cercano, sobre todo, en el nivel de participación de las personas con discapacidad. Teníamos que elaborar el Plan Nacional de Acción y la Política Nacional de Discapacidad y para eso tuvimos 15 jornadas regionales, con una convocatoria de más de 1000 personas con discapacidad, representantes de distintas instituciones a lo largo del país, lo cual es bastante inédito en cuanto al nivel de participación».
¿Cómo ha sido el trabajo con el Estado?
«Hemos logrado ir fortaleciendo el rol del Servicio dentro del Estado, lo que también es muy importante para trabajar en la coordinación intersectorial. La idea es lograr que cada sector incorpore la variable discapacidad en su quehacer diario.
En ese sentido, conseguimos avances importantes de nuestras conversaciones con el Ministerio de Vivienda sobre construir viviendas accesibles e inclusivas. La entidad accedió y las viviendas sociales van a tener las puertas anchas.
Estamos contentos, porque hemos tenido una comunicación más fluida con el Estado. Tenemos una contraparte en cada Ministerio para lo que son los temas de discapacidad. Entonces estamos haciendo bastantes cosas con cada uno de ellos».
Y la sociedad…
«También nos hemos posicionado en lo que es la sociedad civil. Nos ven que estamos al servicio de ellos, porque muchas de las cosas que hacemos las consultamos o integramos iniciativas de la sociedad a nuestros planes y las implementamos.
En el ámbito internacional, ha sido de mucha ayuda el trabajo con otros países de la región para compartir experiencias. Este año asumí como Vicepresidenta del Comité de Discapacidad de la Organización de Estados Americano, donde también se permite que hagamos intercambio de experiencias con diferentes países».
 
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¿En qué consiste el Sello Chile Inclusivo?
«Su lanzamiento es una de las cosas más importantes con la que estamos cerrando el año. Es el reconocimiento que entrega el Estado -que es parte de nuestro proyecto con la Unión Europea- a todas las instituciones públicas y privadas que trabajan por la inclusión laboral de personas con discapacidad y por la accesibilidad universal. Es una manera de incentivar positivamente, más que sancionar; es premiar y reconocer a los que sí están trabajando por la integración. Hemos tenido buena acogida. (…) Para poder cambiar la cultura, tenemos que favorecer las buenas prácticas, reconocerlas, de manera que haya otros que también quieran seguir este mismo camino y compartir estas experiencias exitosas».
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