En los próximos días, Diego Villagra firmará su primer contrato formal de trabajo y marcará un hito en su vida de adulto. Esta realidad es posible gracias a su perseverancia, al constante apoyo de su familia y al compromiso que la empresa SKBergé tiene con la inclusión laboral de personas con discapacidad cognitiva.
El orgullo de Marcela Oyarce, madre de Diego Villagra, es imposible de disimular. Se nota en cada gesto, en cada mirada y en cada palabra que usa para contar la extraordinaria historia de esfuerzo y superación de su hijo de 20 años quién, el próximo 14 de julio, firmará su primer contrato formal de trabajo.
La oportunidad laboral que hoy tiene Diego se enmarca dentro del programa de Responsabilidad Social impulsado por la empresa SKBergé el que -junto a iniciativas medioambientales, educacionales y solidarias- pone el acento en la inclusión laboral de personas con discapacidad cognitiva y en abrir oportunidades para este colectivo en un contexto de aprendizaje y desarrollo.
Daniela Madueño, Analista de Responsabilidad Social Empresarial de SKBergé, explica que desde hace tres años la compañía realiza procesos de inclusión a través de la vinculación con establecimientos de educación especial y apostando por la formación de jóvenes con discapacidad cognitiva desde que están estudiando y mediante prácticas laborales en diversas áreas de la empresa.
En este sentido, la profesional explica que el camino no ha estado exento de dificultades, las que, en su mayoría, estaban fundadas en el desconocimiento o desinformación respecto a la realidad y capacidades de las personas. Sin embargo, una vez superados estos obstáculos, rápidamente surgió el beneficio de la inclusión ya que, “los trabajadores con discapacidad cognitiva promueven un buen clima laboral, son comprometidos, colaboradores, responsables y con un gran sentido del humor”, afirma.
Una alianza inclusiva
Desde que Diego está realizando su práctica laboral, los avances que ha demostrado han sido gigantes. En la actualidad viaja todos los días en el transporte público –desde su casa en Zapadores hasta Santa Rosa– para llegar a su trabajo, donde se desempeña como operario de bodega en labores de venta directa y venta a sucursales.
Para Marcela Oyarce, los cambios de su hijo han sido “asombrosos y han marcado su paso de niño a adulto independiente”. Sin embargo, esta oportunidad la obligó a experimentar un proceso interno para superar sus miedos y aprehensiones y, de esta manera, comenzar a confiar en las capacidades de Diego. Por eso hoy hace un llamado a todos los padres para que apoyen a sus hijos, “los invito a creer y atreverse a dar este paso. Para nosotros esto ha sido fantástico. Hoy el Diego sale solo, maneja su plata, tiene su sueldo, paga su plan de celular, carga su Bip, se preocupa de su ropa de trabajo. Es otra persona”.
Luego de nueve meses de práctica, en los cuáles Diego ha recibido una remuneración que le permite contar con recursos económicos propios, llegó la hora de pasar a formar parte estable del equipo humano de SKBergé y firmar su primer contrato formal de trabajo que le permitirá tener una experiencia laboral normalizada. “En esta etapa del proceso nos dimos cuenta que requeríamos el apoyo especializado de un organismo con experiencia en la materia y desde ahí surge el interés de contar con la asesoría de Fundación Descúbreme”, explica Daniela Madueño.
La labor de Fundación Descúbreme es asesorar y acompañar el proceso de inclusión mediante charlas de sensibilización a los equipos de trabajo para que comprendan el valor de la diferencia y el desafío que significa para las personas con discapacidad cognitiva incorporarse al mundo laboral. Además, entregar apoyo constante al área de RSE de la empresa respecto al levantamiento de puestos de trabajo, adaptaciones requeridas, métodos de evaluación, relación con las familias y otros aspectos clave para que el proceso sea exitoso.
Para Bernardita Roa, Encargada de Responsabilidad Social Empresarial Inclusiva de Fundación Descúbreme, la razón del éxito de los procesos que está realizando SKBergé pasa por dos factores: el interés de toda la compañía por la inclusión laboral de personas con discapacidad cognitiva y el compromiso personal y entusiasmo de los jefes directos de las personas incluidas. “Es destacable la confianza que tienen en las capacidades de los jóvenes que están en práctica laboral. Por ejemplo, el jefe de Diego, tiene fe en sus competencias incluso para que pueda desarrollar una carrera al interior de la empresa que es algo que muy pocas veces se ve”, aclara.
Por su parte, Elizabeth Ruiz, terapeuta ocupacional de Fundación Descúbreme, destaca el hecho de que las prácticas “consideran las habilidades de los jóvenes y los puestos de trabajo son automatizados y muy organizados en los procesos, lo que facilita el desempeño de las personas incluidas”.
Los resultados de esta iniciativa de inclusión laboral se están viendo poco a poco pero para Diego se ha transformado en una experiencia enriquecedora que le ha permitido demostrar todas sus capacidades. “Me gusta trabajar, me llevo excelente con mis compañeros con quienes trabajo en equipo. Incluso a un compañero que llegó hace poco yo le enseñé a hacer el trabajo”, explica.